Por Michael Haederle
Decir que la ingeniera biomecánica Christina Salas ha tenido un año muy ocupado sería quedarse corto.
Desde la pasada primavera, Salas y sus estudiantes de la Universidad de Nuevo México han utilizado impresoras 3D para crear miles de mascarillas y protectores faciales contra el SARS-CoV-2 y los han entregado -junto con alimentos, agua y desinfectantes para las manos- a la Nación Navajo y a los inmigrantes de la frontera sur de Nuevo México.
Profesora asociada del Departamento de Ortopedia y Rehabilitación, con un nombramiento secundario en la Facultad de Ingeniería, Salas también ha asesorado a mujeres jóvenes interesadas en carreras de ortopedia a través de la Iniciativa Perry, un programa nacional de divulgación de la ingeniería, todo ello mientras dirige tres laboratorios de investigación.
El 8 de abril, Salas fue reconocida por sus esfuerzos con el Premio Dolores Huerta Sí Se Puede, otorgado por el Comité Recuerda a César Chávez, una organización local que celebra el legado del fallecido organizador laboral y líder de los derechos civiles, y la ciudad de Albuquerque.
«Me siento honrado», dice Salas. «Estar caminando en los pasos de César Chávez y Dolores Huerta – eso es más allá de cualquier cosa que podría pensar que haría».
Salas y una amiga, la enfermera de vuelo Laura Shaffer, pusieron en marcha el proyecto de impresión de máscaras la primavera pasada, después de que Shaffer encontrara a trabajadores del hospital de Gallup improvisando equipos de protección personal con pañuelos y bolsas de plástico.
Con sus estudiantes voluntarios, elaboraron máscaras basadas en un novedoso diseño que Salas había ideado. También hizo frecuentes viajes a los hospitales de Gallup y a los capítulos navajos del este para entregar máscaras y evaluar las necesidades de equipos de protección personal (EPP), llevando consigo donaciones de alimentos, agua y pañales.
El verano pasado, los esfuerzos de la pareja les valieron una mención en la revista InStyle entre los «50 trabajadores sanitarios que salvan el día».
A principios de septiembre, Salas recibió una subvención de la Fundación Con Alma Health, con sede en Santa Fe, para proporcionar mascarillas y otros suministros a los inmigrantes del sur de Nuevo México. «Éramos sólo seis estudiantes y yo, haciendo máscaras las 24 horas del día», dice.
Como investigadora de la facultad, Salas suele centrarse en la exploración de nuevas soluciones mecánicas y biológicas para una serie de problemas ortopédicos. Aunque ese trabajo continúa, su reciente giro hacia la ayuda directa a las personas necesitadas ha sido profundamente gratificante, dice.
«Cuando pienso en mi vida y en lo que me gustaría dejarles a mis hijos y a mi familia, nunca se ha tratado de cuánto dinero he ganado o qué cosas he inventado», dice.
«Siempre he querido tener un mayor impacto social. Poder fusionar mis habilidades como ingeniero con la posibilidad de proporcionar este alivio inmediato a estos grupos sociales es un gran honor para mí.»
Michael Haederle, Director de Apoyo Estratégico, Ciencias de la Salud, con la Universidad de Nuevo México.
Traducción por Juan Carlos Uribe-The Weekly Issue/El Semanario.
Para Más Noticias de New México: ELSEMANARIO.US