• April 28th, 2024
  • Sunday, 12:30:31 AM

Recuperé Mi Vida


Foto: Courtesy Polaris Project

Nota de Editor: Esta es la cuarta entrada de una serie de cinco partes en los que Carmen, consultora y vocera de Polaris, cuenta su experiencia en la trata de personas. Esta serie forma parte de la nueva campaña de Polaris, “Únete a la Solución”, contra la trata sexual de mujeres y niñas provenientes de México y otros países de América Latina. La próxima semana, parte 5. Advertencia: Esta serie de posts tiene contenido sobre abuso sexual y violencia.

Carmen

Después de seis largos años, gracias a Dios, pude escapar con vida de las redes de trata de personas que me trajeron a los Estados Unidos. Con la ayuda de una buena samaritana, ahora soy libre del mundo en el que había sido obligada a vender mi cuerpo.

Había sobrevivido la trata, pero el trauma emocional me hundió profundamente.

No fue fácil salir. Intenté suicidarme varias veces, pensando que sólo así podría salir. No les iba a dar el gusto de que ellos me mataran, prefería hacerlo yo misma. Nunca funcionó mi intento y sólo Dios sabía por qué.

Un día, conocí a una desconocida en un lugar público cuando se acercó a mí con una conversación sobre el lugar en dónde estábamos. Inicialmente la ignoré porque tenía miedo de tan sólo poder hablar con alguien más. Todo el tiempo me sentía vigilada a dondequiera que iba, pero esta vez esta mujer cambiaría mi vida para bien.

A Ella le Importé

Ella se dio cuenta de mi paranoia y me dijo, “Dime qué te pasa, yo te puedo ayudar”.

Le pedí que no se acercara mucho a mí. Entonces me dio su número de teléfono para llamarla si un día necesitaba ayuda. Ese día llegó cuando la volví a encontrar en un restaurante.

Esta vez la mujer no estaba sola. Insistió que les platicara, a ella y a su novio, qué era lo que me pasaba, que ellos me podían ayudar.

En ese momento, yo me encontraba en un punto en el que confiar y desconfiar era lo mismo. Ya no me importaba morir o vivir, ni tampoco lo que le pasara a mi familia. Tenía que arriesgarme. Entonces les dije un poco de lo que me estaba sucediendo, sin importarme si me creían o no, pero sí me ayudaron.

No Volver Atrás

Un día pasado de la media noche, les llamé y fueron a rescatarme a donde yo estaba y me llevaron a su hogar hasta el amanecer. Yo no sabía lo que había hecho, ni cómo me atreví a desafiar a mis captores. Me sentía arrepentida. Las amenazas, los golpes, y todo el abuso al que estaba sometida me tenía atada a mi tratante. Al darse cuenta que había escapado, él me llamaba para amenazarme.

La mañana siguiente, la pareja que me había ayudado me alentó a denunciar y a no volver atrás, jamás.

Me acompañaron al Centro de Justicia Familiar, en donde finalmente tomé la decisión de denunciar a mis tratantes. Me di cuenta que tenía que desconectarme de todo lo que me atormentaba por un momento y armarme de valor para poder hablar.

Mi historia no termina allí. Había sobrevivido la trata, pero el trauma emocional me hundió profundamente y necesitaba asistencia psiquiátrica para superarlo. Sin embargo, pude recuperarme y recobrar las ganas y fuerzas para seguir adelante y empezar una vida nueva. También como parte de ese proceso, tuve que vencer el miedo de confiar de nuevo en las personas.

Todo eso y mucho más, lo he logrado gracias a Dios. Él ha puesto personas en mi vida con un propósito, y por medio de todas ellas, me ha hecho saber su amor hasta el día de hoy y así también me permitirá a ayudar a alguien más.

Para obtener ayuda o reportar un posible caso de trata de personas, llama a la Línea Nacional Contra la Trata de Personas (1-888-373-7888) o polarisproject.org. Es un recurso gratuito, confidencial y anónimo que ayudará a cualquier persona que llama las 24 horas al día, 7 días de la semana, en tu idioma.

 

Carmen es una consultora y vocera del Proyecto Polaris. *Nombres han sido cambiados para proteger la privacidad de individuos.

 

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