• April 29th, 2024
  • Monday, 03:15:21 PM

Lo Que Nos Jugamos Es la Misma Democracia


Foto: Joann Sierra The Planet recientemente se sentó con Javier Sierra, director asociado de comunicaciones del Sierra Club, para charlar sobre política, supresión del voto, la importancia de fomentar el voto hispano.

The Planet recientemente se sentó con Javier Sierra, columnista sindicado nacionalmente y director asociado de comunicaciones del Sierra Club, para charlar sobre política, supresión del voto, la importancia de fomentar el voto hispano si esperamos hacer el Congreso más verde y lo que está en juego en las elecciones parlamentarias de noviembre. Este es un resumen de esa conversación.

The Planet: Antes del día de las elecciones en 2016, virtualmente todas las encuestas y expertos predijeron una victoria de Hillary Clinton. ¿Qué pasó?

Javier Sierra: Es difícil de creer que tanta gente acabó equivocándose sobre el mismo tema en tan corto periodo de tiempo. Oigo mucho sobre las encuestas del Brexit que también se equivocaron abrumadoramente. Pero ese fue un referéndum sobre un solo asunto. Las encuestas en Estados Unidos sondearon todo tipo de contiendas y temas y prácticamente todas ellas predijeron una derrota de Trump. Creo que la supresión del voto tuvo mucho que ver con el inesperado resultado de la elección presidencial y de muchas otras contiendas. Los encuestadores pueden predecir las intenciones de los votantes, no el impacto de la supresión de los votantes.

TP: ¿Qué importancia tuvo la supresión del voto y la intimidación en las elecciones de 2016?

JS: En 2012, estuve muy involucrado como consultor en la lucha contra la supresión del voto. Lo vi como una peligrosa amenaza a la democracia y al sagrado derecho constitucional al voto. Creí que podría cambiar el resultado de la elección. Por ejemplo, en Dade County, Florida, la gente tuvo que esperar hasta nueve horas para votar. En Las Vegas la espera fue de hasta cinco horas. Fue tan grave que sindicatos y grupos cívicos distribuyeron alimentos y agua a los votantes y les ofrecieron guardar su lugar en la fila para que pudieran ir a recoger a sus hijos de la escuela o usar el baño. Por fortuna, una combinación de factores aminoró el impacto de las leyes de identificación del votante (ID laws), incluyendo querellas en las cortes, la efectiva intervención del Departamento de Justicia de Obama y la labor de grupos cívicos como con los que me involucré. La supresión del voto fue muy real y evitó que un sinnúmero de votantes depositaran sus boletas —especialmente en distritos con una gran representación minoritaria—, pero en 2012 prevalecimos.

En cambio, en 2016, ya había muchas más leyes draconianas de identificación del votante, y la Ley de Derechos del Votante había quedado gravemente debilitada por la Corte Suprema tres años antes. Por ejemplo, estudios nos indican que en Ohio, a 200.000 personas se les impidió votar debido a las leyes de identificación y otras restricciones. Hay pruebas convincentes de que en Wisconsin —un estado con algunas de las leyes de identificación más duras, donde Trump ganó por menos de 25.000 votos— a decenas de miles de personas se les impidió votar. Michigan y Pennsylvania también cuentan con duras leyes de identificación. Las encuestas de salida muestran que Trump ganó Wisconsin, Pennsylvania y Michigan por unos 80.000 votos. Si sumas los votos que fueron suprimidos solo en el Rust Belt, acabas con medio millón de personas a quienes se les negó su derecho constitucional a votar. Ya que la abrumadora mayoría de esos votantes tiende a apoyar al Partido Demócrata, el resultado hubiera sido una victoria resonante, tal y como predijeron las encuestas.

TP: ¿Se puede generalizar sobre quiénes fueron víctimas de la supresión del voto?

JS: Las minorías, los ancianos y los votantes jóvenes, todos tienden a votar por los demócratas. Estos son segmentos vulnerables de la población quienes a menudo tienen dificultades para conseguir documentación, como licencia para manejar o cualquier otro tipo de identificación debido a la falta de recursos económicos o su incapacidad de recorrer grandes distancias para lograr estas formas de documentación. Algunos estados implementan estos requisitos e inmediatamente después cierran las oficinas donde se pueden obtener estas identificaciones, especialmente en distritos mayoritariamente demócratas. Toda la campaña de supresión del voto —y ahora estamos presenciando la peor supresión del voto desde la era de Jim Crow— se basa en la premisa profundamente falsa de que el fraude electoral es rampante en Estados Unidos. Una y otra vez, los estudios nos demuestran que esto es una falacia. Lo podríamos llamar una solución en desesperada busca de un problema. En 2014, el Washington Post publicó un exhaustivo estudio que reveló que de 1.000 millones de boletas depositadas en Estados Unidos, solamente 31 votos fueron casos creíbles de fraude electoral. Es decir, un 0,000003% del total de votos. Es casi cómico pensar que un inmigrante indocumentado quiera arriesgarse a ir a prisión o ser deportado o ambos para depositar un voto que es improbable que vaya a cambiar su estatus migratorio.

TP: ¿Qué está en juego en las elecciones de este año?

JS: No creo que sea una exageración decir que lo que está en juego es la misma democracia. Tras 14 meses de Trump, nuestros peores miedos se han más que confirmado, hasta unos extremos dolorosos. Como hispano, me rompe el corazón ver a millones de mis compadres atemorizados, ver a tantos ser deportados y separados de sus familias, expulsados a países en los que son perfectos extraños. Los jóvenes de DACA, 800.000 de ellos, viven una permanente agonía al ver a la administración Trump usarlos como letras de cambio en un cruel juego legislativo que podría condenar su futuro en el único país que han conocido.

Desde un punto de vista ambiental, estamos viendo un ataque sin precedentes contra las salvaguardas que impiden a los contaminadores intensificar el bombardeo tóxico al que se ven sometidos diariamente millones de hispanos y miembros de comunidades éticas de bajos ingresos. Trump piensa que el progreso es promocionar el carbón, un combustible del siglo 19 que envenena nuestros pulmones y destruye la atmósfera que nos da la vida. Además, ahora que finalmente hemos aumentado el número de hispanos que visitan los terrenos públicos incluyendo los parques nacionales, Trump y su esbirro en el Departamento del Interior, Ryan Zinke, están reduciendo el sistema de monumentos nacionales y dificultando que muchos hispanos disfruten de los parques nacionales aumentando los precios de ingreso.

TP: ¿Qué importancia tiene el medio ambiente para los hispanos?

JS: Los hispanos están muy por delante cuando se trata de los conceptos de medio ambiente y cambio climático. El 90% de nosotros cree que el cambio climático está ocurriendo, y en porcentajes similares creemos que el gobierno federal tiene que estar más involucrado en la pelea climática. ¿Por qué? Porque nosotros junto con los afroamericanos estamos desproporcionadamente expuestos a la degradación ambiental y los efectos adversos causados o al menos exacerbados por la crisis climática. El agua, el aire y la energía limpios son prioridades para los hispanos, más aún que para la mayoría de las comunidades de Estados Unidos. Pero también tenemos que tener en cuenta que los hispanos estamos asediados por un presidente que nos llama criminales y violadores. Las redadas de inmigración ahora mismo están aterrorizando a mis compadres, así que esa es su prioridad número uno ahora mismo.

TP: ¿Qué importancia tiene que voten los hispanos en las elecciones de este año si esperamos hacer el Congreso más verde; es decir, hacerlo más amigable para el medio ambiente?

JS: Es absolutamente esencial. En tantos distritos de todo el país, los votantes hispanos tienen el poder de decidir el resultado de contiendas cruciales que muy probablemente determinarán la configuración de la Cámara de Representantes, el Senado, las gubernaturas, y una larga lista de otras contiendas estatales y locales que podría cambiar radicalmente la escena política del país. El problema es que los hispanos tienden a saltarse las elecciones no presidenciales. Muchos están demasiado ocupados ganándose la vida, a veces trabajando dos y tres empleos a la vez. Pero hay demasiado en juego esta vez. Los hispanos tienen que participar en las elecciones de este año.

TP: ¿Qué se puede hacer para combatir la apatía de los votantes y asegurarse de que van a participar?

JS: Creo que después de año y medio de Trump, ya hay suficiente frustración, enfado y miedo entre los hispanos para acabar con esta apatía. Pero nos toca a todos nosotros en el movimiento progresista animar a la comunidad hispana concienciándolos de la gravedad del momento y de lo que nos jugamos. Y también tienen que ser conscientes de todos los obstáculos y tácticas de supresión del voto a las que se van a enfrentar. Tiene que haber una campaña nacional patrocinada por grupos como el Sierra Club, los movimientos ambientalistas y progresistas en general, y la sociedad civil para contrarrestar la supresión del voto. Tenemos que realizar iniciativas de educación pública, campañas de medios y esfuerzos a nivel comunitario para combatir las tácticas de supresión de voto que son antidemocráticas y antipatrióticas y niegan un derecho constitucional.

TP: ¿Por qué el Partido Republicano carece de líderes ambientales?

JS: Porque muchos de ellos están en el bolsillo trasero de la industria de combustibles fósiles. Esta industria ha convertido la lucha climática en un circo, mientras que en el resto del mundo se acepta como un hecho y se trata como un tema de supervivencia para la raza humana. La decisión Citizens United de la Corte Suprema que elevó a ley el concepto de que el dinero es una forma de expresión ha envenenado la política en Estados Unidos. Saca el dinero de la industria de combustible fósiles de la ecuación y el cambio climático jamás se debatirá de nuevo. Se aceptará la ciencia y se combatirá la crisis climática con una intensidad sin precedentes.

TP: ¿Cuáles son los mayores impedimentos para elegir a un Congreso que no esté en el bolsillo trasero de la industria de combustibles fósiles?

JS: Además de la supresión del voto, el llamado gerrymandering (diseñar los distritos electorales para beneficiar a un determinado candidato). Este truco electoral pone a muchos candidatos en una grave y a veces insuperable desventaja, obligándolos a pelear con una mano atada a la espalda. Esto es una consecuencia de que el movimiento progresista haya abandonado miles de contiendas en todo el país durante años, mientras que gobernadores y legisladores conservadores han rediseñado los distritos electorales para acomodar sus expectativas. Tenemos que acabar con este círculo vicioso, y la única manera es reconquistar esas gubernaturas y legislaturas.

TP: ¿Qué pasos debemos dar si esperamos elegir a un Congreso que no esté sometido a la industria de combustibles fósiles?

JS: Educar al votante, motivarlos para que voten y emprender esfuerzos de base como los que hemos visto en Virginia, Alabama y Pennsylvania. Hay mucho enfado, frustración y miedo en el país, suficiente como para motivar a millones de votantes. Como decía el Presidente Obama, “No te frustres, vota”. Ahora más que nunca, ese debe ser el lema progresista. Pero los candidatos tienen que ofrecer a los votantes más que retórica anti-Trump. Los candidatos se tienen que comprometer a luchar por un cuidado de la salud asequible, la limpieza del agua y el aire, la justicia ambiental y social, una reforma migratoria justa con acceso a la ciudadanía, y sobre todo, decencia humana, un recurso que ha escaseado enormemente en la Casa Blanca desde el 20 de enero de 2017.

TP: ¿Qué papel puede jugar el Sierra Club en este esfuerzo?

JS: Debo decir que lo que el Sierra Club hizo a nivel comunitario en Virginia durante la última elección a gobernador fue simplemente maravilloso. Por lo que respecta al voto hispano, creo que el Club tiene que expandir su alcance y buscar alianzas con grupos nacionales hispanos de derechos civiles y justicia ambiental para combatir la apatía de los votantes y motivarlos. Con sus recursos e influencia, el Club puede ser un socio crucial en una alianza nacional para combatir la supresión del voto, educar a los votantes hispanos sobre los obstáculos que esta vergonzosa táctica va a poner en su camino, y ayudar a canalizar la frustración y el miedo de la comunidad hispana hacia las urnas electorales.

TP: ¿Cómo ve el panorama político para el 2020?

JS: Las elecciones de noviembre nos lo dirán. Así de cruciales van a ser. Creo que 2018 va a ser tan crucial como 2016.

Por Tom Valtin

 

Tom Valtin es Editor Gerente en el Departamento de Comunicaciones de Sierra Club.