• May 6th, 2024
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La Crisis de la Droga en EE.UU. es Cada Vez Más Difícil de Gestionar


Foto: Adobe Stock La crisis de la droga en Estados Unidos se hace cada vez más difícil de manejar en medio del auge de las drogas sintéticas.

 

Por Benjamin Neufeld

 

Casi 50 años después de que el presidente Nixon declarara la «guerra a las drogas», la crisis de adicción en Estados Unidos se ha adentrado en un terreno históricamente inédito. La metanfetamina y el fentanilo, que los cárteles mexicanos producen sintéticamente en cantidades extremadamente grandes, se han extendido indiscriminadamente por todo el país.

 

«Ahora estamos en la era de las drogas sintéticas», declaró Sam Quiñones durante una rueda de prensa de Ethnic Media Services el 9 de diciembre. En la rueda de prensa se informó de que, «en 2021, más de 100.000 personas murieron en EE.UU. por sobredosis de drogas, alrededor de 71.000 de esas muertes estaban relacionadas con opioides sintéticos, según los CDC.»

 

Quiñones es cuatro veces autor y ex reportero de LA Times que ha cubierto el tráfico de drogas y la epidemia de opioides durante más de dos décadas. Según Quiñones, el efecto omnipresente de estas drogas de fabricación sintética en las comunidades estadounidenses, independientemente de su raza, cultura o incluso clase social, es un hecho histórico reciente y poco frecuente. «Hasta hace 3 o 4 años nunca vi a una persona negra conocer, comprar, vender o consumir metanfetamina», afirma Quiñones. Sin embargo, esto ya no es así.

 

«No existe el adicto al fentanilo a largo plazo; todos mueren, y la metanfetamina te volverá psicótico mucho antes de que expreses un deseo sincero de recibir tratamiento y salir de la calle».
Sam Quiñones, Periodista

 

El fentanilo, un opiáceo de altísima potencia, se ha utilizado para fabricar pastillas falsificadas de otros opiáceos más caros, como la oxicodona. La epidemia de opiáceos ha sido conocida por su efecto en las comunidades de clase alta a través de la industria de los medicamentos con receta y el uso excesivo de analgésicos. Sin embargo, el fentanilo se produce en cantidades tan elevadas que se ha colado en otras drogas como la heroína y la cocaína. Por ello, según Quiñones, muchos consumidores de drogas se han vuelto adictos al fentanilo y lo buscan intencionadamente.

 

John, un médico de urgencias (que pidió ser identificado sólo por su nombre de pila), secundó este punto. John dijo que cuando empezó a trabajar en Chicago en 2013, los consumidores de drogas que veía llegar a su hospital consumían, «casi exclusivamente heroína.» Alrededor de 2016 y 2017, comenzó a ver sobredosis causadas por la ingestión accidental de fentanilo por parte de consumidores de heroína. Desde entonces, John se ha trasladado de Chicago a la costa oeste, pero afirma que desde el año pasado ha empezado a ver pacientes que compran y consumen fentanilo de forma intencionada y consciente.

 

John señaló que el fentanilo es un medicamento de venta con receta con aplicaciones médicas legítimas. Actúa rápidamente para tratar el dolor y no afecta a la tensión arterial, a diferencia de otros opiáceos. Según John, el fentanilo se receta en microgramos, mientras que la mayoría de los demás opiáceos se prescriben en miligramos. La extrema potencia del fentanilo es lo que lo hace tan peligroso.

 

La metanfetamina, en cambio, no tiene un equivalente médico directo. John afirma haber visto una cantidad asombrosa de consumidores de metanfetamina aquejados de paranoia y psicosis extremadamente graves. Los consumidores de larga duración a menudo experimentan delirios y alucinaciones violentos y aterradores hasta un punto mucho peor que los síntomas observados en la esquizofrenia/enfermedad mental no inducida por drogas.

 

Según Quiñones, la gran disponibilidad de estas drogas ha hecho que se conviertan en un grave problema entre las personas sin hogar. Independientemente de cómo se haya acabado en la calle, el acceso a la metanfetamina y al fentanilo ha hecho que salir de ella sea un reto casi imposible. Según Quiñones, estas drogas son tan adictivas que muchas personas sin hogar preferirían seguir siéndolo a recibir una vivienda, si la primera opción les mantiene el acceso a estas drogas mientras que la segunda se lo restringe.

 

En cuanto al tratamiento, la adicción al fentanilo puede tratarse con los mismos métodos utilizados para otros opiáceos con fármacos como la metadona y la buprenorfina. La desafortunada diferencia es que los consumidores de fentanilo tienen muchas más probabilidades de morir de sobredosis antes de plantearse buscar tratamiento contra la adicción. Aun así, según John, los consumidores de opiáceos son mucho más propensos a admitir que tienen un problema y a buscar tratamiento que los consumidores de metanfetamina, quienes, al parecer, es poco probable que reconozcan siquiera que la metanfetamina puede ser la causa de sus síntomas de psicosis. Peor aún, no existen opciones de tratamiento médico para la adicción a la metanfetamina: los consumidores deben tomar la decisión personal de dejarla y soportar los síntomas de abstinencia por sí mismos.

 

«El lujo del tiempo lo tuvimos con la heroína», dice Quiñones. «No existe el adicto al fentanilo a largo plazo; todos mueren, y la metanfetamina te volverá psicótico mucho antes de que expreses un deseo sincero de recibir tratamiento y salir de la calle».

 

Tanto Quiñones como John creen que el tratamiento obligatorio de la adicción sería la única solución realista para ayudar a las personas adictas a estas drogas. También creen que sería lo más compasivo teniendo en cuenta las consecuencias de la falta de acción.

 

 

Benjamin Neufeld es un Reportera Independiente de The Weekly Issue/El Semanario.

 

Traducido por Juan Carlos Uribe-The Weekly Issue/El Semanario.

 

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