Los miembros de la Organización de Colorado para la Oportunidad de las Latinas y los Derechos Reproductivos (COLOR) comparten y amplían sus historias sobre la importancia de la atención médica y la licencia familiar remunerada en Colorado que incluiría a todos los miembros de nuestras comunidades:
La Historia de Yadira
A los 50 años, mi padre tuvo una cirugía de rodilla que lo sanara para poder trabajar y vivir su vida con menos molestias. Como la familia inmigrante mexicana que somos, no teníamos idea de lo que significaba FMLA. FMLA permitió tener tiempo para descansar y recuperarse, sin pago que pudiera ayudar a mantener nuestros gastos diarios. Esto dejó a nuestra familia sin una opción de licencia familiar pagada, lo que provocó estresores adicionales.
En un hogar de cinco personas, con solo dos miembros trabajando, mi madre era la única persona que apoyaba a nuestra familia ella trabajaba en un almacén así que el estrés estaba en su punto más alto. Mientras trabajaba, sufrió un ataque de pánico debido al estrés de tener que ir al trabajar y además cuidar a nuestro ser querido. Mi madre fue enviada al hospital, y también le ofrecieron FMLA y una vez que terminó su FMLA la dejaron ir de su trabajo. Estábamos desesperados, nuestro hogar como muchos otros, vivimos de cheque en cheque para satisfacer nuestras necesidades. En este momento hicimos lo mejor que pudimos con lo poco que teníamos.
Ahora los gastos del hogar se dividieron en dos miembros y, lo que es más importante, nuestro hogar también necesitaba apoyo para mi sobrino de 8 años que tiene necesidades especiales. Una lucha adicional no fue solo la pérdida de ingresos, sino también las inconsistencias de los programas medicaid y medicare. Los programas para niños con necesidades especiales eran costosos y no había muchos especialistas en español. Nuestro seguro de salud había cambiado y también el acceso a los programas.
Han pasado tres años y todavía tenemos dificultades económicas, no hemos podido recuperar nuestras finanzas. En tiempos como estos, es esencial tener una licencia familiar y médica remunerada. Necesitamos tener la seguridad de que podremos cuidar de nosotros mismos y de nuestros seres queridos en tiempos difíciles. No debe haber miles de de obstáculos para recibir la atención necesaria. Nadie debería sentir la incertidumbre de cómo pagar sus facturas o llegar a fin de mes.
Más importante aún, necesitamos un permiso familiar médico y remunerado porque nadie debería tener que elegir entre un trabajo o sus seres queridos.
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La Historia de Victoria Gomez Bentancourt
Soy el único cuidador y proveedor de una madre anciana discapacitada que vive con esclerosis múltiple avanzada, demencia y que está en silla de ruedas. Somos un hogar de un solo ingreso, soy discapacitada y nuestro estado migratorio nos impide acceder a programas públicos. Para familias como la mía, la licencia familiar y médica remunerada no es un lujo, es una absoluta necesidad. Sin embargo, la reciente propuesta de licencia familiar y médica remunerada hace poco para garantizar que los trabajadores como yo tengan acceso. Un programa privado es inherentemente defectuoso y agravará los problemas experimentados por mi comunidad.
Estoy en riesgo de ser discriminada por los empleadores debido a la potencial disminución de productividad. Tener una discapacidad física simplemente afecta el tipo de empleo que puedo asegurar y mantener. Tener un dependiente cuya salud se debilita progresivamente y, por lo tanto, aumenta las demandas de mis responsabilidades de cuidado, puede afectar mi capacidad para trabajar. En otras palabras, un empleador podría decidir fácilmente no contratarme dada mi probabilidad de usar el beneficio.
Además, la propuesta actual conlleva el riesgo de perder cualquier protección que pueda incluirse si los futuros gobiernos realizan cambios en la legislación. En caso de que la salud de mi anciana o mi discapacidad requieran que me tome un tiempo fuera de mi trabajo para cuidarla o cuidar de mi propio bienestar, las barreras de acceso agravadas por la ausencia de protecciones laborales podrían garantizar una catástrofe. Los cambios de carrera y las variantes en el empleo, que enfrentan muchos inmigrantes, requieren muchos cambios. Para aquellos que viven con condiciones crónicas, las brechas en la elegibilidad pueden ser devastadoras. La salud es un derecho humano y esta propuesta hace poco para garantizar que todos los que necesitan un permiso remunerado reciban el tiempo que necesitan para recibir atención.
La Historia de Hannah
Este momento ha sido aterrador para mi familia y para todo el mundo. Vivo aquí en Colorado, pero mi madre y mi hermano menor viven en California.
A principios de semana, mi madre me llamó estresada y muy preocupada por que necesitaba ayuda. Aunque mi madre tiene la opción de trabajar desde casa, California ha establecido nuevos requisitos de educación electrónica para estudiantes y maestros. Para la mayoría de las familias, esto puede funcionar para sus hijos, pero mi hermano menor va a una escuela de educación especial para niños autistas. Los programas de educación especial a menudo se ven diferentes a los de un salón de clases tradicional, pero ambos ahora tienen el mandato de asistir a la escuela vía electrónica. Para mi hermano, eso significa que ya no puede trabajar individualmente con un maestro, usar las herramientas que su escuela pudo ofrecerle (como su aplicación de voz en las tabletas especializadas de la escuela), tener el cuidado que necesita entre la escuela y la casa y, por último, ya no tiene su rutina que es fundamental para la forma en que el interactúa con el mundo.
Mi familia ahora tiene que averiguar cómo cuidar mejor a mi hermano para que pueda estar feliz y saludable en casa, y también tiene que equilibrar el cumplimiento de la «recopilación de datos» que el estado ahora exige a los padres y maestros. Para una madre soltera que tiene una gran carga de trabajo y ahora tiene que ser un cuidador de tiempo completo para mi hermano, es muy difícil de lograr.
Tener que elegir entre pagar el alquilar, comprar comida ingresar los datos para asegurarse de que un niño con discapacidad no se quede atrás es una elección imposible. No es una opción para mi familia ni debería ser una decisión que debe tomar por una familia como la nuestra. Si se estableciera un programa público de licencia familiar remunerada, esto no tendría que ser una decisión de supervivencia.
Nuestro país no estaba preparado para adaptar los programas de educación especial y, como resultado, esta poniendo en riesgo a los más vulnerables de nuestra comunidad, incluida mi familia. Necesitamos licencia familiar pagada. Si no fuera por los millones de personas que han perdido sus empleos en esta crisis, sino por familias como la mía que se olvidan una y otra vez. Un programa privado ayudaría a mi familia y a otras, y no los dejaría atrás. Ya no se trata de elegir, sino de un paso necesario para responder a una crisis.
La Organización de Colorado para la Oportunidad de las Latinas y los Derechos Reproductivos (COLOR) representa y aboga por todas las comunidades Latinxs que viven en Colorado.
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