• May 18th, 2024
  • Saturday, 05:09:53 AM

Un Año después de Pulse, Somos Más Que Sobrevivientes


Todavía recuerdo el sabor metálico en mi boca cuando oí por primera vez sobre el tiroteo nocturno en Pulse. Yo estaba sentado en mi sofá, colgado de Orgullo DC, el desplazamiento a través de Twitter. Todo mi feed estaba lleno de alertas de AP que contaban el recuento de cuerpos, de artículos que describían las vidas pérdidas, de miembros de la comunidad LGBTQ de Orlando buscando a sus seres queridos. Casi inmediatamente después de que la primera ola de náuseas me golpeó, las lágrimas llegaron.

Y durante unas 24 horas, tal vez más, no se detuvieron.

Muchas personas LGBTQ saben lo que es sentirse rechazadas. Demasiados saben lo que es ser atacado. Pero sentirse aterrorizado era una sensación que muchos de nosotros no conocíamos. Un año más tarde, todavía estamos luchando con ella.

Hemos aprendido que sigue siendo peligroso existir en este mundo como Latinx y LGBTQ, y mucho menos para ambos.

Recuerdo haber leído los apellidos de aquellos que murieron y resultaron gravemente heridos esa noche. Esos apellidos se parecían a los míos, y como los de la gente que amo y considero a mi familia elegida. Esta maravillosa gente de Latinx fue a un club -que siempre ha sido nuestro lugar seguro- para celebrar su comunidad, para bailar y liberar sus inhibiciones, y para ser entendido. Su libertad para expresar quiénes eran, su derecho a crear espacio en un mundo que no siempre los celebraba, fue brutalmente pisoteado. No hay reconciliación.

Foto: TCF/El Semanario Colorado y miembros de la comunidad, se unieron a otros en todo el país para recordar la tragedia del año pasado en el club nocturno Pulse en Orlando, FL.

Esa mañana, llamé a mi mamá, escribí una pieza en Medium (https://medium.com/@audreyjjuarez/pride-9219171de9e), y luego fui a la iglesia. Me senté con un amigo, en mi banco habitual en el pasillo central de San Agustín, a cuatro filas de la parte de atrás, y escuché el coral cantar sobre amor, piedad y mayordomía. Después del segundo himno, sentí que la saliva empezaba a formarse en mi garganta y empecé a llorar de nuevo. Sentado en una hermosa casa de culto, rodeado de vitrales y mármol, me sentí robado de algo sagrado para mí: mi sensación de seguridad. Sé que muchos de mis amigos se sentían de la misma manera que yo, y algunos todavía lo hacen.

Me arrastré a la oficina al día siguiente, sabiendo que sería doloroso. No conseguí mucho trabajo ese día-al menos, no como estaba escrito en mi descripción del trabajo. En cambio, ayudé a llenar nuestra mayor sala de conferencias con el personal que necesitaba para sentirse oído y seguro. Compartimos historias sobre nosotros mismos, sobre nuestras familias, acerca de ser sobrevivientes de otros actos horripilantes de violencia armada, de solidaridad. La emoción cruda mostrada en esa habitación era tan poderosa. Lloramos y nos abrazamos, y fuimos honestos con nuestros aliados acerca de nuestros miedos. Nos entregamos lo que necesitábamos aquel día: tranquilidad y compasión.

En el año que ha pasado desde el tiroteo en Pulse, hemos aprendido mucho sobre nuestro país. Hemos aprendido que los políticos homofóbicos harán lo que sea mejor para ellos, incluso ignorando las identidades de la gente que perdimos esa noche. Hemos aprendido que el lobby de armas usará cualquier tragedia para fomentar la proliferación del uso de armas. Hemos aprendido que sigue siendo peligroso existir en este mundo como Latinx y LGBTQ, y mucho menos para ambos. Y hemos aprendido que la mezquindad de Donald Trump, que agradeció a la gente por felicitarlo por «tener razón en el terrorismo islámico radical» en vez de lamentar las 49 vidas que perdimos, no conoce límites.

Pero la lección más importante que hemos aprendido es que la comunidad LGBTQ es fuerte. Somos resistentes. Somos hermosos. Somos políticamente poderosos. Ningún loco, o coalición de racistas o homófobos, puede quitarnos lo que nos manifestamos el uno al otro: el amor sin disculpas.

Audrey Juárez es la coordinadora de proyectos legales del Center for American Progress. Talkpoverty.org

Traducción por Juan Carlos Uribe