Kierra Johnson
Mientras esperamos respuestas sobre qué sucedió y la razón del ataque en el Club Q el pasado fin de semana, sigo desconsolada y enojada. Si bien es un incidente horrible, el tiroteo masivo en el Club Q en Colorado Springs no es una sorpresa. Esto es lo que sucede cuando la retórica violenta y la legislación anti-LGBTQ se dirigen implacablemente a nuestra comunidad.
Debemos unirnos a medida que aprendemos más: para llorar y recordar a los que hemos perdido, para honrar a las personas valientes que lucharon y salvaron la vida de otros durante el ataque y para luchar por una investigación integral y determinar la motivación detrás de este ataque. Sabemos que la violencia armada es una epidemia constante en este país, y debemos encontrar formas de controlar el acceso y el uso de armas automáticas.
El acceso cada vez mayor y sin control a las armas de fuego, junto con el aumento de la propaganda violenta, la retórica de odio y las mentiras destinadas a inducir la ira alimentada por el odio, han relegado a este país a una zona de guerra. Los niños en las escuelas están haciendo simulacros de disparos activos, a las personas negras y morenas les hacen perfil racial, son acosadas y asesinadas simplemente caminando por la calle, y las personas LGBTQ son deshumanizadas y cazadas como presas de manera regular. Es hora de que los líderes de nuestro país dejen de acobardarse ante aquellos que utilizan interpretaciones mal informadas e intencionalmente falsas de la Ley de Restauración y Libertad Religiosa y la Segunda Enmienda. Ahora es el momento de aprobar la política federal de no discriminación y la reforma de armas.
Hemos visto a demasiados candidatos (que, de ser elegidos, se espera que representen a todos sus electores) realizar campañas basadas en el alarmismo anti-LGBTQ en este ciclo electoral. En solo un año, se introdujeron cientos de leyes dirigidas a las personas LGBTQ. Los funcionarios electos en varios estados han aprobado políticas que intentan borrar nuestra comunidad en las escuelas y bibliotecas. Estos ataques son solo algunas de las formas en que ha tomado forma el clima de odio. Y este odio es como un virus. Solo hace falta ver los titulares para saber que el odio se está extendiendo y devastando a las minorías religiosas, negros, indígenas, asiáticos, latinos y otras personas de color, inmigrantes y la clase trabajadora pobre.
La gente de este país merece algo mejor de parte de los legisladores que elegimos. Los pensamientos y las oraciones nunca han sido suficientes. Necesitamos guardar luto; necesitamos sanar, pero también necesitamos que el Congreso tome medidas. Y no se preocupen… las personas LGBTQ seguiremos bailando, brincando y viviendo la vida en voz alta, pero también nos organizaremos y lucharemos con ferocidad, amor y verdad hasta que la reforma de no discriminación y la reforma de armas de fuego se hagan realidad.
Kierra Johnson es la directora ejecutiva del National LGBTQ Task Force.
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