• April 29th, 2024
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El legado de Obama: La Equidad en la Educación


Hace ocho años, América estaba enfrentando una de las peores crisis económicas de nuestra historia. Un joven presidente optimista asumió el cargo y se puso a trabajar para reconstruir y renovar la promesa de un Estados Unidos donde todos, sin importar quiénes sean, merecen la oportunidad de triunfar.

Nuestro sistema de escuelas públicas siempre ha sido fundamental para esa promesa.

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Tres semanas después de la nueva administración, el presidente Obama firmó una ley que proveía $ 100 mil millones en financiamiento adicional para la educación. Mientras que la mayor parte de ese dinero fue a los estados para proteger empleos de enseñanza, apoyar a estudiantes de bajos ingresos y estudiantes con necesidades especiales y proveer subsidios universitarios, $ 5 mil millones fueron reservados para impulsar la reforma e innovación y otros $ 3 mil millones para dar la vuelta a nuestras escuelas de menor rendimiento. El presidente Obama también hizo una serie de inversiones significativas durante su mandato, incluyendo el aumento de los fondos para subvenciones Pell en más de $ 50 mil millones y el aumento de las inversiones en los programas de la primera infancia en más de $ 6 mil millones.

Hoy, mucho ha cambiado para mejorar la educación de Estados Unidos. Otros pueden decidir cuánto cambio se debe a nuestros esfuerzos, pero el progreso de Estados Unidos desde 2008 es innegable. Pero, esto no es un momento de decir «misión cumplida».

El Congreso y el Presidente han ayudado a sentar las bases para abordar algunas de estas cuestiones. Tenemos una nueva ley federal de educación que hace cambios necesarios e importantes. Por primera vez, los estados deben adoptar estándares académicos desafiantes que estén alineados con los requisitos de ingreso a la universidad y los estándares listos para la carrera, por lo que es poco probable que los estados puedan retroceder. La nueva ley también reconoce que el aprendizaje comienza al nacer y fomenta la inversión en programas de aprendizaje temprano.

Ahora le toca a la próxima administración mantener un nivel alto, continuar el progreso y mantenerse enfocados en nuestros objetivos nacionales.

Mientras que los gobiernos estatales y locales desempeñarán siempre el papel predominante en la educación, la nueva administración debe comprender el papel histórico que el gobierno federal ha desempeñado en la conducción de la equidad y en promover la excelencia y la innovación.

Gracias al gobierno federal, tenemos un sistema de clase mundial de universidades públicas. Gracias al G.I. Bill, ganamos la paz después de la Segunda Guerra Mundial. Gracias al gobierno federal, millones de estudiantes de bajos ingresos pueden ir a la universidad.

Gracias a la Corte Suprema, la segregación en las escuelas públicas ya no es la ley de la tierra. Gracias al gobierno federal, Estados Unidos protege los derechos de los estudiantes con discapacidades y dedica fondos para estudiantes de inglés así como para estudiantes sin hogar, migrantes y rurales.

A los padres no les importa tanto el nivel de lo que paga el gobierno por la educación,  quien hace las reglas, o quien hace que el sistema sea responsable. Sólo quieren lo mejor para sus hijos, y eso es lo que todos queremos.

Es un nuevo día en Washington, y el cambio puede ser peligroso o prometedor. Los peligros son evidentes: un retroceso de la rendición de cuentas, una falta de voluntad para defender a los más vulnerables y un país dividido que ya no ve la educación como una oportunidad compartida de levantar todos los barcos. En cambio, la educación se raciona a aquellos que tienen los medios para adquirirla, en vez de extenderse a todos aquellos con el talento y la voluntad de sacar el máximo provecho de ella.

La promesa, por otra parte, es infinita: un mundo donde cada niño tiene la oportunidad de elevarse de la nada a algo, de cumplir su destino y de realizar el sueño americano. Si queremos reducir la desigualdad de ingresos y aumentar la movilidad social, la única manera de hacerlo es dar a todos los niños una educación de clase mundial. Es la mejor inversión que podemos hacer.

Como ciudadano del país más grande del mundo, siempre arraigo para el éxito de aquellos que sirven, sin importar la afiliación política. Pero, recordemos que el éxito en la educación se mide no por leyes o reglas, batallas en las cortes, campañas políticas o el tamaño de la huella federal, sino por los resultados de los estudiantes.

Mantengamos nuestros ojos en el premio.

Arne Duncan se desempeñó como Secretario de Educación de los Estados Unidos de 2009-2016. Actualmente es socio gerente de Emerson Collective. TalkPoverty presenta esta serie en colaboración con el Centro de Georgetown sobre Pobreza y Desigualdad.

Traducción por Juan Carlos Uribe