• May 8th, 2024
  • Wednesday, 01:47:09 AM

Autor Siente Responsabilidad Ética Hacia los Soñadores


Además de trabajar como Director de Diversidad en la Universidad de California (UC), Berkeley -desde donde se graduó tres veces- Alberto Ledesma también ha publicado artículos académicos y poesía, y cuatro historias cortas. Ha sido miembro del profesorado de la Universidad Estatal de California en Northridge, Monterey Bay y UC Berkeley. Sus ensayos han aparecido en ColorLines y New America Media. También ha participado en el Taller Macondo de Sandra Cisneros y en el Taller de Escritores de VONA. Su último libro, Diary of a Reluctant Dreamer (disponible en Amazon.com) es una serie de viñetas visuales – dibujos y prosa – que se enfocan en su experiencia como estudiante inmigrante indocumentado durante los primeros años de la década de 1980. Fue entrevistado por el escritor Andrew Lam.

¿Por qué te sientes obligado a crear este libro? ¿Y por qué de forma mixta?

No creé el Diario de un soñador renuente como una forma mixta a propósito. Había estado haciendo ilustraciones enfocadas en lo que significaba vivir como inmigrante indocumentado y las compartía en Facebook. Por separado, también había estado escribiendo ensayos personales sobre el mismo tema. No fue hasta que Frederick Aldama creó Latinographix, una serie de libros apoyados por Ohio State University Press, que mi trabajo encontró un hogar. Fue en conversaciones con él y con el editor de la serie que mi libro tomó forma. Las ilustraciones que había estado haciendo eran bastante populares y se compartían en Facebook. Cuando añadimos los ensayos personales, nació un nuevo tipo de memorias.

Arte: Alberto Ledesma Es una contradicción, en realidad, la necesidad de tener que ser brillante e invisible al mismo tiempo. Pero, éste es exactamente el tipo de vida que miles de jóvenes tienen que llevar cada día mientras negocian su camino a través de un mundo hostil. Durante su largo viaje están aprendiendo lecciones acerca de lo que los humanos harán para lograr una existencia más digna. Pero tan a menudo, estas lecciones permanecen sin ser dichas, sólo otra de las muchas cargas de ser un Soñador.

Usted interactuó con tantos estudiantes de DACA a lo largo de los años en CAL, ¿cómo se siente con respecto a su situación vs. la de ellos?

Mi situación, según relato en el libro, era muy diferente. No tuve el beneficio de una CIIU, USP o DACA. Si no fuera por el Programa de Amnistía de Ronald Reagan de 1986, no estoy seguro de haberme graduado, y mucho menos me habría ganado mi doctorado. A lo largo de los años, he estado tratando de describir cómo era ese miedo que sentía antes de que cambiara mi estatus.

Desde entonces, mi investigación y escritura se ha enfocado en lo que sucedió con las historias de estos nuevos estadounidenses. ¿Por qué no se ha aceptado la experiencia del inmigrante indocumentado como una especie de experiencia preamericana? Aunque creo en ayudar a los estudiantes actuales de DACA tanto como pueda, también quiero hacerles saber que su experiencia no es única en un sentido histórico. Siento que es mi responsabilidad ética ser un aliado y ayudar a aliviar su ansiedad.

La situación en Washington, DC es tan volátil, y los estudiantes de DACA están viviendo con miedo. ¿Puede hablar sobre el costo psicológico de ser un estudiante indocumentado?

Este es probablemente el tema número uno que traté en el libro. Es importante recordar que DACA nunca hubiera sucedido sin docenas de estudiantes inmigrantes indocumentados corriendo el riesgo de ser deportados que hicieron protestas. Esas protestas son las que obligaron a la administración Obama a desarrollar DACA. Mientras que el miedo a la deportación es paralizante, es importante sentir ese miedo pero permanecer cívicamente activo. Sólo compartiendo nuestras historias, ilustrando la conexión que los jóvenes indocumentados tienen dentro de la sociedad estadounidense, podemos cultivar una conexión aliada para cambiar las políticas de espíritu mezquino. Aunque este no es un momento para permanecer en silencio, muchos estudiantes indocumentados sienten que el único derecho que tienen es el de permanecer en silencio. Sin embargo, como nos mostraron los estudiantes del DACA, a veces tenemos que luchar contra ese instinto para permanecer callados y encontrar la manera de relatar nuestras experiencias concretas. Eso es lo que intento hacer con mi pequeño libro.

¿Qué esperas que suceda a largo plazo para los Dreamers?

Espero que la Administración de Trump encuentre una manera de crear una reforma migratoria comprensiva y un camino hacia la ciudadanía, pero no sólo para los soñadores. Todos los 11 millones de indocumentados en los Estados Unidos merecen esta política. No deberíamos dividir a un segmento de esa población en sectores dignos de serlo y penalizar a los demás. Después de todo, fueron los padres de los estudiantes quienes tuvieron el sueño original de mejorar la vida de sus hijos.

¿Cuál es el resultado del «Diario de un soñador renuente»?

Más que nada espero que los lectores puedan llegar a apreciar que ser indocumentado no es una enfermedad que le pasa a la gente porque ha sido mala. Más bien, esta es una condición que ha sido creada deliberadamente por medio de políticas estatales enérgicas que explotan la voluntad de los trabajadores extranjeros de sufrir indignidades en un esfuerzo por mantener a sus familias. Aquí están los trabajos de baja paga que vamos a reservar sólo para usted, parece ser nuestro mensaje para ellos. Sin embargo, a cambio de estos trabajos, necesitamos que usted y sus hijos pierdan la igualdad de membresía en nuestra sociedad. No importa lo duro que trabaje o lo leal que sea a nuestras instituciones. Mi libro busca dar un vistazo parcial de lo que significa vivir en estas condiciones.

Andrew Lam es el autor de «Birds of Paradise Lost», una colección de historias sobre refugiados vietnamitas en San Francisco,»East Eats West: Writing in Two Hemispheres», un libro de ensayos sobre las relaciones este-oeste, y una memoria,»Perfume Dreams: Reflections on the Vietnamese Diaspora». New America Media.

 

Traducción por Juan Carlos Uribe