Wallice J. de la Vega
Las campañas partidistas eleccionarias de Puerto Rico, atadas a las de Estados Unidos programadas para votar el próximo 3 de noviembre, están en pleno impulso. Los miles de carteles de promoción colgados en espacios públicos y ruidosas caravanas de vehículos los fines de semana nos traen el “más de lo mismo” acostumbrado, aunque ya en el siglo 21 resulten ser obsoletos ante la tecnología de las comunicaciones.
Igual que ha sido desde 1967, la contienda mayor enfrenta el Partido Popular Democrático (PPD) contra el Partido Nuevo Progresista (PNP). En una participación menor siempre ha figurado el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). Después de 53 años de gobernación alternada entre el PPD y el PNP — y la corrupción y escándalos que ambos han precipitado durante ese periodo — en estas elecciones se perfila una alternativa válida con potencial de cambio sorpresivo: Movimiento Victoria Ciudadana (MVP).
“Este colectivo nace para atender tres deberes urgentes de nuestro tiempo: el rescate de las instituciones públicas, la reconstrucción social, económica, ambiental y fiscal y la descolonización”, dijo a The Weekly Issue/El Semanario Andrés Acosta, candidato a senador por el Distrito 21. “Somos un movimiento de la ciudadanía con personas de distintas experiencias, agrupaciones y trasfondos. Celebramos la diversidad y pluralidad de posiciones”. Ese ha sido el mensaje central expresado públicamente durante una serie de presentaciones en las plazas de los pueblos de la isla y en las redes sociales que le ha ganado un fuerte impulso a MVC.
Logrando recibir los endosos requeridos por ley, el MVC quedó fundado oficialmente el 11 de marzo. La selección de sus candidatos no siguió el protocolo normal partidista de realizar primarias, optando en vez seguir la vía alterna de realizar una asamblea nacional que eligió sus candidatos entre voluntarios.
Victoria Ciudadana surge del hastío del pueblo con el “status quo“ que ha sumido Puerto Rico en un estado de corrupción política extrema. El MVC fue el mayor catalítico de las masivas protestas en San Juan en el 2019 – la última reuniendo unas 500,000 personas – exigiendo la renuncia del gobernador Ricardo Roselló. La presión durante 15 días llevó al gobernador a renunciar en agosto del año pasado para evitar ser destituido después que seis personas – incluyendo dos de sus funcionarios de alto nivel – fueran arrestadas bajo acusaciones federales de corrupción.
Combatir la corrupción gubernamental ha sido la más alta prioridad del movimiento. Ésta figura en primer lugar entre los tres renglones de su programa de gobierno que abarcan 60 puntos.
De hecho, ha sido una combinación de varios factores lo que no solo ha atraído votantes activos hastiados con los dos partidos principales, sino que también ha sacado del letargo político personas que se habían retirado completamente de los partidos y sus elecciones. Tal es el caso, por ejemplo, de Salvio Torres Cardona, agrónomo jubilado residente de Mayagüez, quien ha expresado públicamente su retiro del partido que actualmente gobierna.
“Hoy hago constar que luego de toda una vida perteneciendo al Partido Nuevo Progresista, me desafilio de dicho partido con mucho dolor en mi alma”, dijo Torres Cardona. “No puedo seguir perteneciendo a una organización política que acoge a una pandilla de corruptos y ladrones que han llevado a nuestra patria a la situación desastrosa socio-económica en que se encuentra en el día de hoy, aparte de una imagen totalmente desacreditada ante el mundo”.
Él se refería a la aprobación de un nuevo código electoral que no requiere que los votantes ausentes presenten su tarjeta de identificación electoral válida para poder votar ni que justifiquen su ausencia de la isla para hacerlo. Tal movida le añadiría votos al PNP de parte de los puertorriqueños radicados en Estados Unidos. Ellos votarían sin el derecho legal de hacerlo.
“Yo voté hace muchos años y me arrepentí, pero luego de eso nada me había motivado otra vez porque los dos partidos son lo mismo”, dijo Deyka Iglesias, residente de Aguadilla. “Esta vez me ha motivado votar por Victoria Ciudadana, considerando que al hacerlo habría más probabilidad de que ninguno de los dos (PPD y PNP) gane y a la vez se dé el cambio que se está buscando”.
Su esposo, periodista que solamente se identificó como Saudeur, añadió: “A mis 64 años he votado una sola vez y fue viviendo en Estados Unidos. Acá votar solamente cambia algunas personas en los puestos pero todo continúa igual, empeorando. En Victoria Ciudadana veo un dinamismo sin miedo a verse, literalmente, ‘políticamente incorrecto’ ante la gran masa partidista que apoya el estado político actual. Me inscribí y votaré por ellos”.
Victoria Ciudadana ha conglomerado una multitud diversa atraída por su dinamismo, particularmente por el de su actual líder y candidata al puesto de gobernadora. Alexandra Lúgaro había logrado ser ratificada como candidata independiente a gobernadora para las elecciones del 2016. Sorpresivamente ella obtuvo 175,831 votos – el 11 por ciento. Lúgaro, abogada, ha sido una persona sobresaliente toda su vida. Ella fue aceptada en la Universidad de Puerto Rico a los 15 años de edad, eventualmente obteniendo licenciatura en Administración de Empresas, maestría en Derecho Español y doctorado en leyes.
Puerto Rico no tiene un sistema formalizado de encuestas que periódicamente muestren las preferencias de los votantes. Por supuesto, la mayoría está apostando a que uno de los partidos principales gane una vez más la gobernación de la isla. Sin embargo, también se comenta ampliamente – principalmente entre los votantes jóvenes – cómo Victoria Ciudadana ha estado usando un estilo totalmente distinto a “lo mismo de siempre”, tanto en sus procedimientos internos como en sus estrategias de llegarle al pueblo.
¿Podría Victoria Ciudadana ser la gran sorpresa eleccionaria del 2020?
Wallice J. de la Vega es periodista independiente con base en Puerto Rico.
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