• April 27th, 2024
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Un Artista de Colorado Inspira a los Estudiantes con su Historia de Resiliencia


Foto: Alyson McClaran for MSU RED El ex alumno Javier Flores dice que quiere demostrar a todo el mundo que su silla de ruedas no es una limitación; es sólo una parte de lo que él es.

 

Por Peyton García

 

La historia de Javier Flores, desde sus orígenes hasta su arte, es un testimonio de resiliencia.

 

A los 19 años, este grafitero en ciernes sufrió un accidente con una pistola que le dejó una bala en la parte baja de la espalda. En silla de ruedas, tuvo que volver a aprender a vivir y lidió con la ira, la confusión y la depresión. También tuvo que replantearse su enfoque del arte.

 

Foto: Alyson McClaran for MSU RED Javier Flores cita al difunto Eldon «E.C.» Cunningham, director del programa de Grabado de la MSU de Denver, y a la difunta Barbara Hale, miembro afiliado de la facultad de Grabado, como dos de sus influencias más profundas.

 

«Cuando me hirieron, me di cuenta de lo mucho que necesitaba formar parte del mundo del arte», afirma Flores. «Ya no podía hacer graffiti de la misma manera. Necesitaba encontrar una nueva forma de expresarme, y eso llegó a través del mundo de las bellas artes.»

 

Esa toma de conciencia llevó a Flores a la Universidad Estatal Metropolitana de Denver (MSU), donde el graduado en Bellas Artes

 

de 2008 encontró la comunidad de apoyo que necesitaba para prosperar en su viaje hasta convertirse en el artista de éxito, activista y educador que es hoy.

 

Flores, que se dedica principalmente al grabado, participó en la serie  “Untitled: Creative Fusions del Museo de Arte de Denver, en la que se organizaron charlas y exposiciones de artistas locales. Su arte también formó parte de una reciente exposición en el Arvada Center titulada «One Sheet«. En los próximos meses, se centrará en una exposición individual que se exhibirá en la Regis University en 2024. Su obra está siempre disponible en su sitio web.

 

Arte desde el principio

 

Cuando tenía 4 años, Flores observaba a su tío, a quien describe como un «artista de cuello azul», cosiendo chaquetas vaqueras y grabando diseños en lustrosos lowriders.

 

«Me asombraba que pudiera crear algo de la nada», recuerda Flores.

 

Pero su pasión por el arte también surgió de la necesidad. Al crecer sin hablar inglés y con padres inmigrantes, descubrió que dibujar era la única forma que tenía de expresarse.

 

Foto: Alyson McClaran for MSU RED Javier Flores, licenciado en Bellas Artes por MSU Denver en 2008, trabaja en su estudio en casa.

 

Contó una anécdota que su madre suele contar sobre una reunión de padres y profesores en preescolar. Su profesora estaba frustrada porque Flores siempre estaba dibujando en clase. Su madre tuvo que explicarle que se expresaba a través del arte porque el inglés no era su lengua materna.

 

«Eso demuestra cómo me he enfrentado siempre a todo», dice. «Esa era mi forma de expresión».

 

Un asunto de comunidad

 

Años más tarde, después de que la lesión cambiara su vida, Flores descubrió un sentido de pertenencia en la escuela.

 

Recuerda su tiempo en MSU Denver como una experiencia transformadora y describe la comunidad entre otros estudiantes de Arte como fundacional para darle forma como artista. Sigue rodeándose de los artistas con los que trabajó entonces y se inspira en ellos.

 

«Era la época justo antes de que Internet tomara el relevo y las redes sociales se apoderaran de la vida de la gente», recuerda. «Siempre estábamos en el estudio, siempre trabajando juntos. Comíamos allí. Nos pasábamos el día allí».

 

Flores también atribuye a sus profesores y mentores en MSU Denver la orientación que le ha llevado tan lejos. Cita al difunto Eldon «E.C.» Cunningham, director del programa de Grabado de la Universidad, y a Barbara Hale, miembro afiliado de la facultad de Grabado, como dos de sus influencias más profundas.

 

Pero quizás el impacto más rotundo lo tuvo Carlos Frésquez, profesor de Arte y reconocido pintor chicano, a quien Flores se refiere cariñosamente como su «padre artístico».

 

«Mi madre y mi padre eran inmigrantes en este país», explica Flores. «Mi madre era el pegamento que nos mantenía unidos. Pero pasaba mucho tiempo trabajando, intentando mantener a la familia. En ese tiempo, Carlos era una constante».

 

Incluso después de que Flores se graduara, Frésquez continuó defendiendo el trabajo de Flores y recomendándolo para oportunidades disponibles – que es cómo Flores finalmente se encontró de vuelta en MSU Denver como profesor afiliado.

 

Inspiración para futuros artistas

 

Ahora, como profesor a tiempo completo y director de la facultad de Arte del Front Range Community College, Flores sirve de guía a los jóvenes y esperanzados creativos de la próxima generación.

 

Intenta crear el mismo sentido de comunidad y camaradería para sus estudiantes que encontró en MSU Denver y les anima a apoyarse unos en otros para empezar a construir su red desde el estudio del campus.

 

«Lo más importante que espero haber transmitido a mis alumnos, ya sea de forma verbal o no verbal, es que hay que tener pasión por esto», afirma. «El arte no es fácil; no es fácil vivir. Intento hablarles muy abierta y honestamente de mi carrera y su trayectoria».

 

Por supuesto, también está la lección que enseña simplemente siendo él mismo: el poder de la resiliencia.

 

«Soy muy testarudo en lo que respecta a mi práctica artística, y eso se deriva en parte de estar en una silla», afirma. Quiero demostrar a todo el mundo que mi silla de ruedas no es una limitación, sino parte de lo que soy».

 

«Aunque me hayan quitado las piernas, eso no me inhibe creativamente».

 

 

Peyton Garcia es escritor colaborador de MSU RED. Esta historia aparece en el número de invierno de 2022 de la revista RED.

 

 

Traducido por Juan Carlos Uribe-The Weekly Issue/El Semanario.