Personalmente la decisión de migrar hacia los Estados Unidos ha sido una de las mĆ”s difĆciles de mi vida. Por un lado, estaba la oportunidad de hacerlo de una forma relativamente fĆ”cil, la posibilidad de nuevas oportunidades que iban a significar un cambio radical en mi vida y de la de mis seres queridos, pero sobre todo de Santiago, mi hijo.Ā En contraparte, la difĆcil casi imposible decisión de obligadamente tener que separarme de mi bebĆ©, sin saber cuĆ”ndo iba poder verle de nuevo, cuantos dĆas, meses o incluso aƱos iba pasar sin poder abrazarloā¦la sola idea de pensar que no lo iba arropar cuando fuera a dormir, de no poderlo cuidar cuando estuviera enfermo, significaba y significa un nudo en mi garganta y un dolor profundo.
Por una parte, la frustración de la falta o poca posibilidad de tener un trabajo digno en el cual se me respetara como mujer y profesional, llegando casi al conformismo de pĆ©simas condiciones laborales de las que la gran mayorĆa somos vĆctimas.Ā Pero fue, finalmente el temor de la incontrolable violencia en Guatemala, de la que fui vĆctima en varias ocasiones y de la que tambiĆ©n fui testigo, presenciando el vil asesinato de un niƱo de tan solo 13 aƱos, me di cuenta de que Santiago pudo ser ese niƱo inocente, asesinado en la calle cuando salĆa de la escuela por no querer pertenecer a una mara.Ā Me di cuenta de que tenĆa que buscar un lugar mejor, en el que mi hijo no creciera con el temor del que somos presos todos en mi paĆs, en el que salimos de casa y no sabemos si vamos a regresar, o terminaremos siendo parte de las estadĆsticas diarias.
Personalmente la decisión de migrar hacia los Estados Unidos ha sido una de las mĆ”s difĆciles de mi vida.
Pese a mis propios deseos de luchar en mi hermoso paĆs, tuve que enfrentar ese dĆa en el que me despedĆ de mi hijo, madre y hermanos y sobrinas.Ā Efectivamente, pasaron seis meses sin poder ver a mi Santiago, me perdĆ su piƱata de 4 aƱos, tambiĆ©n su primer dĆa en el colegio y muchas otras cosas mĆ”s que nunca podrĆ© recuperar en nuestras vidas, pero tambiĆ©n estĆ” la gran satisfacción de saber que estoy trabajando con todas mis fuerzas, para que un dĆa no muy lejano, estemos juntos para siempre.
Como profesional, mujer, madre y migrante es un honor trabajar en el Centro ColibrĆ con las familias de personas desaparecidas.Ā Hablar con las familias cada dĆa me enseƱa una lección de amor y sacrificio, que cada una de estas personas realizó al tomar esta difĆcil decisión.
Como parte del equipo del Centro ColibrĆ y como individuos, somos testigos diariamente que el migrar es una de las mĆ”s grandes muestras de amor que un ser humano puede realizar por sus seres queridos.Ā Cada historia es Ćŗnica y nos enseƱa una lección de vida.Ā Sus historias nos ayudan a entender que esa persona eran un padre/madre, hijo/a, hermano/a, esposo/a que alguien extraƱa y que ha dejado en vacĆo que nadie mĆ”s podrĆ” llenar nunca.Ā Es una historia de lucha, sacrificio, esperanza, pero sobre todo de AMOR.
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Mirza Monterroso es una miembro fundadora de Centro ColibrĆ, Gerente de Comunicaciones y proyecto de Historias y Recuerdos de Centro ColibrĆ.
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- Mi Historia de Migración - diciembre 14, 2017