Karla Gonzales García
A medida que los líderes estatales analizan lo que significa reabrir nuestro estado y la posibilidad de reducir las reglas en torno al distanciamiento social, debemos ser sinceros acerca del hecho de que los inmigrantes se quedan sin los recursos necesarios para mantenerse seguros y saludables. Las personas luchan para llegar a fin de mes y lidian con la ansiedad sobre la salud y el bienestar de nuestras familias. Para muchas personas, existen programas de ayuda para ayudarlos a sobrevivir, pero a las personas indocumentadas de nuestro estado se les niegan estas ayudas.
Muchos abandonamos nuestros países en busca de una vida mejor para nosotros mismos y nuestra familia. Escapamos de países devastados por la guerra con la esperanza de construir un futuro libre de la violencia y el hambre. Para muchos de nosotros, esto trae un alto costo como son los continuos pensamientos de que la despedida de nuestros seres queridos podrían ser las últimas. Y aquí, estamos preocupados por cómo vamos a superar esta crisis de salud y preocupados por nuestros seres queridos en nuestros países de origen.
Durante décadas, los defensores en nuestro estado se han organizado, reunido y trabajado duro para tratar de garantizar que nuestras comunidades inmigrantes tengan el apoyo y la protección que necesitamos. Hemos exigido cambios en las leyes para garantizar que todos podamos vivir vidas seguras y saludables cerrando las brechas en cuanto al acceso a la atención médica y los programas de seguro, garantizar viviendas asequibles y protecciones en el lugar de trabajo, avanzar en la licencia médica y familiar universal y socialmente remunerada y los días de enfermedad remunerados, asegurar adaptaciones para trabajadoras embarazadas y protección contra la discriminación laboral, y hablar acerca de la desigualdad salarial de género y racial.
No seremos ignorados ni seremos invisibles. Hablaremos y nos representaremos el uno al otro. Nos mantendremos firmes en defensa de las necesidades de nosotros mismos y de nuestras familias.
En lugar de arreglar las barreras sistémicas que impactan negativamente la salud de nuestras familias y empujan a los inmigrantes a la pobreza, continuamente nos han negado las protecciones básicas y el apoyo, mientras que un sistema de inmigración federal roto nos obliga a vivir con miedo.
Aquí estamos con nuestras demandas sintiéndonos como visiones premonitorias: que sabemos lo que podría pasar si los más vulnerables quedarán atrás. Nuestras comunidades inmigrantes se han quedado con la agotadora tarea de descubrir por sí mismas cómo protegerse, cómo poner comida en la mesa y cómo proporcionar un techo para ellos y sus seres queridos sin acceso al apoyo que necesitamos.
Entonces, a medida que los legisladores consideran los próximos pasos para nuestro estado, debemos reconocer que las comunidades de inmigrantes nunca tuvieron la oportunidad de prepararse para esta crisis, y ahora, se nos ha pedido que confiemos en los mismos sistemas que deliberadamente nos han mantenido alejados de los valiosos recursos que necesitamos ahora para salir de estos tiempos difíciles.
Pero aguantaremos, mi gente. Nuestros cuerpos poseen la fuerza de generaciones de guerreros, sanadores, parteras y maestros. Es esa misma fortaleza la que ha ayudado a muchos de nosotros durante nuestro viaje cruzando mares, selvas, desiertos y caminos interminables en busca de una vida mejor para nosotros y para los que nos siguen. Esa misma fuerza es la que despeja nuestras mentes y calma nuestras almas, y nos permite comprender que podremos sobrevivir protegiéndonos y apoyándonos colectivamente porque es en la fuerza de nuestro poder colectivo y creativo que encontraremos los mecanismos para seguir adelante en nuestro viaje por esta tierra que ahora se llama hogar.
No seremos ignorados ni seremos invisibles. Hablaremos y nos representaremos el uno al otro. Nos mantendremos firmes en defensa de las necesidades de nosotros mismos y de nuestras familias. En estos tiempos inciertos nos hemos dado cuenta que las decisiones tienen que ver más con generar ganancias que con el valor de nuestra humanidad en sí misma, no olvidemos quiénes somos y de dónde venimos. Y sabe que no estás solo.
Karla González García, Directora de Política de la Organización de Colorado para la Oportunidad de las Latinas y los Derechos Reproductivos (COLOR) representa y aboga por todas las comunidades Latinxs que viven en Colorado.
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