• May 4th, 2024
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La Pregunta del Siglo


Photo: Courtesy of Javier Sierra Anti-fossil fuel protest in Washington, DC. / Foto: Courtesy of Javier Sierra Protesta contra combustibles fósiles en Washington, DC.

 

Javier Sierra

 

Esta es la historia de una conspiración a gritos. Un nuevo libro titulado “Los Papeles del Petróleo” revela los orígenes del movimiento negacionista climático fomentado por su más generoso financiero, Charles Koch y su imperio de combustibles fósiles.

 

El autor, Geoff Dembicki, tuvo acceso a cientos de documentos confidenciales que revelan cómo “las compañías petroleras han estado mintiendo al público desde al menos 1959” sobre el cambio climático. Dembicki se centra en una conferencia organizada en 1991 por el Cato Institute—fundado y financiado por Koch—para tratar de contrarrestar la entonces creciente alarma mundial sobre el desastroso efecto de los combustibles fósiles en la atmósfera.

 

“Podemos ver que en el futuro cercano nuestra industria estará sitiada”, escribió Lew Ward, un ejecutivo petrolero y allegado de Koch. “No vamos a permitir que eso ocurra”.

 

La conferencia incluyó a varios científicos dispuestos a negar la evidencia y presentar al resto de la comunidad científica como un movimiento alarmista y a la industria como una víctima inocente de conclusiones climáticas infundadas. La conferencia en general negó la existencia de la crisis climática o la presentó como “gestionable” o incluso “beneficiosa”.

 

El evento resultó ser extremadamente exitoso, ya que sentó los cimientos del negacionismo, estableciendo la estrategia de usar a académicos a sueldo dispuestos a confrontar el consenso científico mundial, y a los medios de comunicación para confundir y engañar al público.

 

Tras 30 años de dependencia de combustibles fósiles, la humanidad enfrenta ahora una emergencia planetaria que amenaza la existencia misma de nuestra especie. La nueva edición de “La Cuenta Atrás” de la revista científica The Lancet compila las opiniones de casi 100 expertos y 51 instituciones, con la siguiente conclusión: “La salud de la población mundial está a merced de una persistente adicción a los combustibles fósiles”.

 

El informe indica que los impactos del calor extremo agravado por la crisis climática “incluyen condiciones exacerbadas como enfermedades cardiovasculares y respiratorias que causan golpes de calor y mala salud mental”, además de problemas de embarazo y muerte prematura. También advierte que el clima extremo pone bajo enorme presión a la agricultura mundial, indicando que casi 100 millones de personas ya sufren de malnutrición, desnutrición o hambruna.

 

“La crisis climática nos está matando”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres en respuesta al reporte de Lancet. “Está socavando no solo la salud de nuestro planeta, sino la salud de las personas en todas partes, por medio de aire tóxico, menos seguridad alimentaria, alto riesgo de brotes de enfermedades infecciosas, calor extremo, sequías, inundaciones y más”.

 

Esta emergencia climática también castiga a nuestro mundo natural. Por primera vez, la temporada de pesca del cangrejo en Alaska tuvo que ser cancelada tras descubrirse la desaparición de miles de millones de ejemplares, un descenso del 90% de su población. La Agencia Federal de los Océanos (NOAH) indicó que “al tiempo que los océanos se calientan y el hielo desaparece del mar, las aguas alrededor de Alaska se hacen inhóspitas para la especie”.

 

Es importante saber que la dependencia de los combustibles fósiles es posible gracias a sus poderosos aliados políticos. Esta industria es uno de los mayores contribuyentes al Partido Republicano, la más poderosa fuerza política negacionista del mundo.

 

Igualmente importante es que los votantes del mundo nos hagamos la pregunta del siglo: ¿De qué lado están nuestros políticos y representantes, de la industria de energía sucia cuyo plan comercial incluye la destrucción de la atmósfera de la que todos dependemos, o de un planeta vibrante y saludable en el que puedan prosperar futuras generaciones?

 

Depende de todos nosotros.

 

Javier Sierra escribe la columna mensual bilingüe del Sierra & Tierra.

 

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