• May 5th, 2024
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‘La Mayor Amenaza Existencial’ a la Humanidad


Photo: Sierra Club Warrick coal-burning plant, Indiana.

 

Javier Sierra

 

Escondido en las páginas secundarias de un periódico, un pequeño artículo nos advirtió por primera vez de los peligros de las emisiones de combustibles sucios. “[La quema de carbón] tiende a hacer del aire una manta más efectiva para que la tierra aumente su temperatura. Los efectos pueden ser considerables en unos siglos”, advirtió. ¿Cuándo se publicó? En agosto de 1912, en el Rodney and Otamatea Times de Nueva Zelanda.

 

La ciencia ha demostrado esta predicción centenaria por décadas, solo para que la industria de combustibles sucios y sus esbirros en el poder la ignoren una y otra vez. Las consecuencias han sido catastróficas, para su salud, su bolsillo, y sobre todo, la atmósfera del planeta.

 

Un estudio publicado en The Lancet revela que la contaminación, especialmente la procedente de los combustibles sucios, causó 9 millones de muertes prematuras en el planeta en 2019, una de cada seis.

 

“La contaminación es la mayor amenaza existencial a la salud humana y planetaria”, dijo Phil Landrigan, uno de los autores del reporte. “Prevenir la contaminación también desacelera el cambio climático y nuestro informe además recomienda una transición rápida y masiva a la energía limpia y renovable”.

 

El reporte actualiza uno similar de datos de 2016 y confirma otro de un consorcio liderado por la Universidad de Harvard que llegó a conclusiones muy similares en 2018. Estados Unidos es el único país industrializado entre los 10 peores del estudio, con un total de casi 143.000 muertes prematuras anuales. Recordemos que nosotros los latinos y otras comunidades de color sufrimos desproporcionadamente los efectos de la contaminación y la crisis climática que origina.

 

Mientras tanto, las petroleras nadan en ganancias en medio de esta emergencia climática  aprovechándose de la desestabilización geopolítica causada por la invasión rusa de Ucrania. Las familias latinas del país sufren con especial intensidad los efectos de la codicia de las petroleras, viendo que las ganancias en el primer trimestre del año de Shell fueron $9.100 millones; BP, $6.200 millones; Chevron, $6.200 millones, y ExxonMobil, $5.500 millones.

 

Este vendaval de ganancias vuela en pedazos el velo verde que las petroleras usan en público como truco de relaciones públicas. Un estudio de OilChange International reveló que pese a sus promesas de adherirse a las reducciones climáticas del Acuerdo de París, ocho de las mayores petroleras del mundo están involucradas en más de 200 proyectos de expansión que agregarán emisiones equivalentes a las de casi 80 nuevas plantas de combustión de carbón.

 

La industria de combustibles sucios gana sus batallas de vez en cuando, pero sabe que sus días están contados. Más y más trabajadores de este rubro de la economía la abandonan conscientes de que contribuyen a una crisis planetaria que amenaza el futuro de la humanidad, y la industria cada vez encuentra más problemas para encontrarles substitutos.

 

Por otro lado, la energía limpia y renovable avanza sin cesar. En 2021 la humanidad instaló 168 GW de energía solar, superando por novena vez consecutiva el récord mundial y este año se espera que instale más de 200 GW por primera vez.

 

Todos los ojos están en el Presidente Biden y los demócratas del Congreso para que finalmente aprueben un presupuesto de reconciliación que invierta en la energía limpia y la acción climática, al mismo tiempo que se aseguren de la equidad económica y la justicia ambiental.

 

Porque nos enfrentamos a la mayor amenaza existencial de la humanidad.

 

Javier Sierra escribe la columna mensual bilingüe del Sierra & Tierra.

 

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