Karen Gutiérrez
Como Comunicadora social – periodista, mujer y mamá de dos niñas, me siento en la capacidad, el derecho moral y la responsabilidad social y de socializar con ustedes; Nuestros lectores de éste semanario, un tema tan importante, crucial y fundamental en la sociedad actual: la justicia reproductiva.
Muchas personas y lamentablemente muchas mujeres en el mundo pueden no saber de qué se trata este término, algunas lo deducen, pero es más complejo de lo que todos piensan. Para opinar sobre esto hay que conocer de qué se trata y en términos sencillos es el poder tomar como mujeres nuestras propias decisiones; decisiones saludables acerca de nuestro cuerpo, nuestra salud mental y física, nuestra sexualidad, nuestros sentimientos, y nuestra concepción acerca de la familia. En este conglomerado de acciones que se ligan también a temas sociales, de agenda política y económica, de las agendas gubernamentales de cada país, los activistas de la justicia reproductiva buscan reconocer la importancia de tratar el aborto, como un tema de salud pública que nos compete e involucra a todos como el derecho a la salud, la educación y la vivienda.
En mi país (Colombia) el pasado 19 de noviembre se aplazó el fallo que debía emitir la Corte Constitucional sobre la despenalización del aborto, una postura histórica que pondría al país como el primero en latinoamerica en eliminarlo del código penal. Delito que da entre 3 a 4 años de cárcel, para aproximadamente 400 mujeres cada año.
Con la suspensión de este fallo Colombia pierde la oportunidad de sumarse a los países que han decidido en favor de permitir a las mujeres el derecho de decidir sobre su cuerpo y tener justicia reproductiva. En Colombia en el año 2006 se dio un gran salto en materia de leyes, pues se reconocieron tres fundamentales casos en los que puntualmente una mujer puede tomar la decisión voluntariamente de interrumpir la concepcion de un feto «no nacido» ya que nuestro código civil habla de ser persona si al menos nace a la vida y resiste vivo durante un lapso de tiempo así sea corto, y se despenalizó el aborto por 3 causales tácitamente: violación, malformación del feto incompatible con la vida o inminente riesgo para la salud fisica y mental de la mujer.
En una sociedad como la colombiana en la que el 97% de las personas son reconocidas creyentes y con el peso en contra de una sociedad conservadora y arraigada en culturas latinoamericanas como la nuestra en la que sus mayorías se confiesan religiosos y con temor de dioses, que se hacen llamar Provida y a pesar incluso de soslayar derechos adquiridos por mujeres que han tenido que vivir situaciones lamentables como el abuso y el maltrato sexual, el detrimento de su salud en el tiempo de la gestación, la incapacidad económica de sostenerse a si misma por su condición económica y a ésto añadirle una vida más que viene en camino, en países subdesarrollados de latinoamérica como el mío, particularmente hablando, hacen ver en términos de grados de importancia que vale más la vida del aún no nacido que la de la mujer en edad adulta que ha invertido tiempo y sacrificio a lo largo de su existir.
Cuando gobiernos populistas llegan al poder pretendiendo tocar temas tan importantes. como el aborto, que deberían ser revisados y evaluados por personas gestantes, cambian normas y continúan dejando las decisiones de fallos vomo este en manos de funcionarios que no tienen la capacidad física ni moral de decidir sobre este tipo de situaciones, solo con el fin de conseguir unos cuantos votos más a su favor en las próximas campañas políticas, hace mucho más difícil que las sociedades y especialmente las mujeres logremos decidir sobre nuestro propio cuerpo y los avances que se requieran en materia legislativa.
Desde hace unos años y con la creciente de algunos movimientos feministas en Colombia, a pesar de que se han tratado de estigmatizar, se ha gestado un cambio de mentalidad en materia de igualdad de género y derechos reproductivos, permitiendo que muchas personas cada vez más conozcan sobre justicia reproductiva, accedan a ella y se sumen a los diferentes movimientos en pro del derecho a decidir sobre sí misma.
Después de este nublado, oscuro y desesperanzado panorama sobre el estado en que se encuentra la justicia reproductiva en mi país de orígen, quiero decir que mi perspectiva siempre ha sido la misma; y es que las mujeres aunque todas no pensemos igual, no tengamos las mismas creencias religiosas, no seamos educadas bajo una misma familia, no estemos en las mismas condiciones económicas y políticas debemos tener el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo, el momento exacto en el que queremos y nos sentimos preparadas y decididas a conformar una familia y nuestras decisiones jamás deberían estar sesgadas por la religión, la política, la familia o la sociedad.
Los activistas de la justicia reproductiva buscan reconocer la importancia de tratar el aborto, como un tema de salud pública que nos compete e involucra a todos como el derecho a la salud, la educación y la vivienda.
Las mujeres aún con múltiples prohibiciones, severas o no, seguirán haciéndolo, en todas partes del mundo, pues no siempre se está lista para ser madre, para guiar o maternar, he escuchado de cerca a muchas jovenes de excasos recursos que han tenido que acceder a abortos clandestinos poniendo en riesgo sus propias vidas, sin la asistencia médica apropiada ni las condiciones de salubridad óptimas para interrumpir la gestación por el motivo que ellas crean es el correcto.
Por otro lado también es importante hablar sobre la salud mental de estas mujeres que además de poner en riesgo su vida, tienen que vivir con el sentimiento de culpa, el peso de la sociedad y el señalamiento de la religión, pues gracias a las arraigadas creencias en Colombia es un delito que además de llevarte a prisión, nos puede conducir al mismo infierno.
He decidido vivir en los Estados Unidos de América por mi afinidad con sus términos políticos y legales sobre de las libertades individuales a cerca de las creencias y las decisiones de cada persona, pero en pleno siglo 21 en el que los autos y los aviones se manejan solos, en los supermercados pagas sólo, se está investigando a cerca del primer vuelo comercial a la Luna, darme cuenta que un derecho que tiene más de 50 años inherente a las mujeres y a esta sociedad, esté hoy en día nuevamente sobre la mesa en discusión, es desconcertante, inquietante, desmotivador y por demás arcaico. ; Es retroceder en el tiempo y pensarnos como una nación distinta a la que somos y parecernos más a las reglas de los talibanes en kabul, en dónde todos tratan de huir, en el que las mujeres deben cubrir su cara y su pelo, no pueden acceder a reuniones ni sinagogas en las que se encuentren hombres, y que como dicen muchas de sus residentes en distintas entrevistas: “Me siento como una prisionera en casa», así nos sentiríamos como unas prisioneras de nuestro propio cuerpo ya que para nadie es un secreto que EE.UU es uno de los países ejemplo en el que se han gestado los mayores movimientos sociales y se ha luchado de manera significativa por derechos y libertades que hoy se toman como ejemplo en muchos otros países del mundo, para legislar. Es increíble e inconcebible que en el país que erige en medio del mar una Estatua de la Libertad, se esté tan siquiera pensando en fomentar una ley abusiva que nos limita el simple derecho a ser mujer y decidir sobre mi propio cuerpo y mi propia vida.
Karen Gutiérrez es periodista en Colorado.
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