• May 19th, 2024
  • Sunday, 11:50:03 PM

Hay que romper el círculo vicioso de la inmigración


Photo: America’s Voice Maribel Hastings

Maribel Hastings y David Torres

En otro capítulo de la novela en que se han convertido las décadas sin una verdadera reforma migratoria, favorable a los inmigrantes, los republicanos en la Cámara de Representantes condicionan ahora la ayuda a Ucrania a que avance una colección de medidas migratorias de línea dura contenidas en HR 2, un proyecto de ley aprobado en mayo sin un solo voto demócrata. La estrella polar del proyecto de ley es, entre otras cosas, dificultar la solicitud y obtención de asilo, y completar el muro fronterizo iniciado por el expresidente Donald Trump.

 

Por su parte, tres senadores republicanos presentaron recientemente lo que sería un proyecto de ley complementario a HR 2, y también dificulta el proceso de solicitud y obtención de asilo: endurece los requisitos y eleva el estándar necesario para demostrar «miedo creíble.» Además, codifica la política de «tercer país seguro» y pretende limitar el uso del permiso humanitario o libertad condicional, también conocido como entrada condicional. Por último, exige la reanudación de la construcción del muro fronterizo. Los senadores republicanos Lindsey Graham, de Carolina del Sur, Tom Cotton, de Arkansas, y James Lankford, de Oklahoma, afirman que la medida responde a los «fracasos políticos» del presidente Joe Biden en materia de inmigración. También condicionan la ayuda a Ucrania al avance de estas medidas.

 

Foto: América’s Voice
David Torres

Pero el líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, de Nueva York, respondió: «Condicionar la financiación de Ucrania a las políticas fronterizas de extrema derecha que nunca podrán ser aprobadas por el Congreso es un gran error de nuestros colegas republicanos.»

 

Vanessa Cárdenas, directora ejecutiva de America’s Voice, opinó que «necesitamos una modernización total de nuestro sistema de inmigración. Ese proceso debe llevarse a cabo a través de un orden regular e implicar un conjunto de reformas políticas a gran escala, no sólo esfuerzos de disuasión metidos con calzador en un debate de financiación a corto plazo por un Partido Republicano que sigue demostrando que no quiere o no es capaz de colaborar en el funcionamiento básico del gobierno y de nuestra democracia.»

 

Pero si la actitud política de los republicanos estos días suena familiar, es porque procede del mismo viejo guión de la batalla legislativa. El guión, en el que lo único que cambian son sus protagonistas, es más o menos así: Los republicanos siempre reducen el debate migratorio a la frontera, como si las razones por las que miles de personas quieren entrar en Estados Unidos se debieran a que un día, esos migrantes no tienen nada mejor que hacer y deciden lanzarse a un peligroso viaje, de miles de kilómetros, que incluso podría costarles la vida. Pero es más complicado que eso, y va más allá de la búsqueda de seguridad, protecciones, trabajo y un futuro mejor, o de huir de la violencia, la corrupción y los dictadores.

 

También se debe a que, para estos migrantes, la reunificación familiar puede tardar años, incluso décadas, y en su desesperación optan por intentar cruzar sin documentos, complicando aún más su situación. Además, los visados de trabajo son insuficientes para cubrir la urgente necesidad de mano de obra en muchos sectores de la economía estadounidense.

 

La realidad es que los republicanos no quieren resolver el problema, porque hacerlo borraría su arma política y electoral favorita: decir que la frontera está fuera de control y que los migrantes, incluidas las personas que piden asilo, son «criminales», «terroristas» y responsables de la crisis del fentanilo en Estados Unidos. Siempre ha sido así. Pero con la llegada del que quizá sea el presidente republicano más antiinmigrante de la historia reciente, Trump, las mentiras, los trucos y la desinformación se intensificaron -junto con las barreras a los estatus migratorios y al asilo-.

 

Y entonces, en esa parte del guión, entra el otro protagonista de la saga, los demócratas, que en principio condenan los excesos republicanos.

 

Pero si la situación se complica y se encuentran contra la pared, en oportunidades anteriores han cedido a la presión republicana, en detrimento de los migrantes. Y eso no sólo en relación con las batallas presupuestarias.En 2008, Barack Obama ganó la presidencia con la promesa de impulsar una amplia reforma migratoria.Una vez en el poder, y con mayoría demócrata en ambas cámaras del Congreso, sus asesores le recomendaron que empleara todo su capital político y su energía en la reforma sanitaria, que agotó todo el oxígeno.

Después, Obama y sus asesores alegaron que, para obtener el apoyo de republicanos y demócratas conservadores y moderados a la reforma migratoria, tenían que hacer concesiones en materia de seguridad fronteriza. El resultado fue la deportación de casi 3 millones de indocumentados. Finalmente, ni los republicanos ni los demócratas moderados y conservadores cooperaron, y la reforma migratoria no avanzó.

 

Why not continue extending and opening mechanisms to regularize people who are here and those who want to come to work?

 

No fue hasta 2013 que, tras su reelección con mayor apoyo latino respecto a 2008, habiendo creado DACA en 2012, Obama apoyó un plan bipartidista de reforma.

 

Fue aprobado en el Senado y enterrado en la Cámara por la inacción republicana. DACA fue una ayuda fragmentaria que, si bien abre nuevas posibilidades para miles de jóvenes Dreamers, también es fuente de angustia, al saberse objetos de una negociación política de conveniencia, sumergidos en un limbo migratorio que no tiene fin.

Todo este repaso a la historia es para recordar que el presidente Biden fue vicepresidente de Obama, y antes fue senador por Delaware durante décadas.Conoce el asunto de arriba abajo. Ignorar esa realidad es como tapar el sol con un dedo en el momento electoral de mayor consecuencia, con un expresidente como Trump asomando y prometiendo redoblar sus draconianas medidas antiinmigración si vuelve a la Casa Blanca.

Ahora que la situación en la frontera se ha complicado y que la llegada de refugiados a ciudades de todo el país está generando tensiones, sería refrescante que tanto Biden como los demócratas dejaran de lado el guión de ceder a la presión republicana y actuaran a la ofensiva, no a la defensiva.

 

Después de todo, hagan lo que hagan, los republicanos seguirán acusándoles de tener «fronteras abiertas». ¿Por qué no hacer algo que beneficie no sólo a los inmigrantes, sino a la economía? ¿Por qué no seguir ampliando y abriendo mecanismos para regularizar a las personas que están aquí y a las que quieren venir a trabajar?

Pronto sabremos si el círculo vicioso en el tema de la inmigración continúa, o se puede romper.

 

Maribel Hastings es Asesora Senior de América’s Voice. David Torres es Asesor en español de América’s Voice.